martes, 11 de septiembre de 2012

Día 5. Mota del cuervo - Mora: Y lo mejor para el final

Distancia: 96 km
Desnivel acumulado: 460m
Velocidad media en movimiento: 15 km/h
Porcentaje asfalto (a ojo): 50%

Hoy era la segunda etapa larga con el objetivo de mañana tener un día de descanso activo y llegar temprano a Toledo para visitarlo. Nos levantamos como siempre a las seis y media y siguiendo el ritual diario consultamos la previsión del tiempo y el perfil de la etapa. La combinación no era buena: cielos despejados y treinta grados a partir de la una junto con una etapa larga que a partir del km 80 presentaba una pendiente considerable.

Con las primeras luces comenzamos a pedalear y la secuencia habitual de pueblo-pista agraria-pueblo se volvió a repetir. El primero de la mañana fue El Toboso donde por supuesto paramos en su taberna a tomar un café y ver si conocíamos a Dulcinea. Lamentablemente se parecía más a la imagen que describía el cabal Sancho que a la que imaginaba Don Quijote, je je je.

El día transcurrió como los anteriores y llegamos sobre las doce y poco a Tembleque en el km. Este era una posible alternativa para parar en caso de que el cansancio del día anterior hiciera imposible seguir adelante. Nuestras piernas estaban respondiendo bien y realmente lo que más nos dolía era la parte de nuestro cuerpo que va apoyada en el sillín. A pesar del calor decidimos atacar los últimos 25 km y para ello paramos en un súper a repostar agua y acuarius.

De Tembleque a Mora no hay poblaciones. Los primeros 15 km son más pistas está vez al lado de la carretera. Los últimos 10 km cambian y son una subida por el medio de un inmenso océano de olivos. Olivos y olivos hasta que la vista alcanzaba. Creo que en castilla las fincas no se miden en metros cuadrados sino en una unidad de medida distinta llamada 'hasta que la vista alcance'.

Esta subida por los olivos no seria dura un día normal pero tras 85 km y bajo el sol a treinta grados ser nos hizo casi eterna. Como guinda a este pastel tuve que reparar un pinchazo y descubrí que tenía un radio roto que mañana me obligará a buscar un taller de bicis en Toledo.
Una bajada rápida nos dejó en Mora. Es un pueblo relativamente grande con una plaza mayor realmente bonita pero el resto se ve bastante pobre. Nos alojamos en el hostal 'el toledano'. Lo mejor que tiene es el precio: 30 euros. Es una opción a considerar si uno viene con mentalidad peregrina sino mejor buscar otro. El Hostal Agripino tiene buena pinta por fuera. Quizás seria mejor opción.

La oferta de ocio es reducida en Mora. Nos llevamos una alegría al saber que había piscina municipal y aunque estaba en las afueras y había que caminar unos dos km bajo el sol cogimos nuestros bañadores y fuimos para ahí. Tras un largo camino correteando de sombra en sombra se nos cayó el alma al suelo cuando leímos en la puerta de la piscina que había cerrado este mismo domingo. Llevo tres caminos de Santiago llevando un bañador en las alforjas durante miles de km y aún ni he podido usarlo! Estoy perdiendo la esperanza.

Mañana nos daremos un día relax y no nos levantaremos hasta las siete y media. Espero que lleguemos Toledo antes de las doce cuando los treinta y cuatro grados que da la previsión comiencen a freír todo lo que esté al sol.

1 comentario:

  1. Esto de tener internet en el móvil está genial je je así puedo ir siguiendo los progresos y peripecias de tu aventura. Que raro que se te rompa algo je je. Bueno amigo buen camino y buena crónica

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